jueves, 3 de diciembre de 2015

SEÑOR, HAZ QUE VEAMOS

SEÑOR, HAZ QUE VEAMOS 
I Viernes de Adviento 
Is 29, 17-24; Sal 26; Mt 9, 27-31

La ceguera espiritual es la peor realidad que consume al ser humano
Los recientes acontecimientos, las desapariciones, la injusticia, la impunidad, las guerras, persecuciones  y tantas otras cosas que nos afectan como sociedad me hacen pensar en la ceguera de aquellos que le salieron al paso al Maestro.

Muchos, aunque vemos la realidad y nos lamentamos de la misma; hacemos poco por remediarla, nos conformamos con ser críticos y seguimos en nuestra ceguera espiritual. Es claro que vivimos un tiempo de turbulencia generalizada -sé que no necesitamos que nos echen en cara lo que ya sabemos que existe, pero siempre es necesario que alguien nos recuerde de qué estamos hechos para que reconozcamos, no lo que somos, pues de  ellos somos conscientes, sino lo que estamos llamados a ser- cada vez más vemos depresión entre los jóvenes, matrimonios en crisis, ancianos abandonados, niños que sufren de violencia y abandono, pero ¿por qué? Porque estamos ciegos, porque no queremos ver con claridad en nosotros radica la oportunidad de levantarnos de nuestro egoísmo  y pesimismo e ir detrás de Jesús gritando: “¡Ten compasión con nosotros!,(Mt 9, 27) sí, la verdadera  luz que nos hace comprender con sinceridad lo que hemos de hacer, se encuentra en la fe auténtica en el Hijo de Dios.

Que el Señor tenga compasión de nosotros. Que perdone nuestros pecados pues éstos no nos hacen ver con claridad, nos impiden actuar con firmeza y por lo tanto, nos quedamos estancados. Pidámosle a Dios que mire nuestra indigencia y nos sane, que nos de su luz y nos quite la ceguera espiritual que nos paraliza, el requisito – como es común en los milagros- es sencillo: “¿Creen ustedes que puedo hacer esto?” El Señor pide que expresemos nuestra confianza en él, creer que él radica todo lo que necesitamos, sólo hace falta que se lo pidamos. Esforcémonos en creer más y depositar todas nuestras expectativas en Quien las puede remediar.

Oración

¡Si, Señor! Tu venida nos das esperanza y sabemos que sólo en tu presencia podremos ser sanados de toda ceguera y quedaremos libres de toda oscuridad; la alegría será nuestra fortaleza. Tú puedes esclarecer lo turbulento de nuestras acciones, Tú puedes darnos paz, Sólo Tú Señor eres lo que necesitamos por eso: ¡Ven Señor Jesús!

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