CONSTRUYAMOS UN MUNDO MEJOR
I Jueves de Adviento
Is 26, 1-6; Sal 117; Mt 7, 21.24-27
Una sociedad bien construida tiene sus cimientos en Jesús. |
En medio de un mundo que se torna caótico, la desesperanza pareciera ser el mejor medio para vivir tranquilo, sin embargo, los cristianos sabemos que no es así pues para nosotros la única roca firme para cimentar cualquier proyecto es Nuestro Señor Jesucristo, Él es nuestro “refugio eterno” (v. 4) y esperanza.
Hemos de decir que somos más los que queremos construir un mundo mejor; que se terminen las guerras, la violencia y la corrupción; que reine la paz y la justicia y el mundo en que vivimos sea más llevadero.
Pero para lograrlo es necesario empezar por cada uno de nosotros en un constate proceso de conversión personal que se verá reflejado en nuestro entorno, si nos transformamos nosotros se transformará el mundo. Para lograr este fin la Palabra de Dios por boca del profeta Isaías nos sugiere: “tener un carácter firme pues esto nos asegura la paz” (cf.v. 3). Carácter firme no significa lo que muchos pueden interpretar cuando se habla de “carácter fuerte” refiriéndose a una persona que tiene un temperamento explosivo y que se enojan con facilidad, significa más bien, templanza, dominio propio, confianza en Dios y humildad, pues estamos seguros que esto otorga seguridad en el hablar y obrar
En este sentido el Evangelio es muy claro: si queremos que nuestros proyectos personales, eclesiales y sociales sean duraderos, debemos construirlos sobre la Palabra de Dios. El texto evangélico nos dice: “El que me oye y hace lo que yo digo, es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca…” (v. 24), en primer lugar debemos detenernos un poco ante el ruido ensordecedor que el mundo nos ofrece, hacer un alto y aprender a escuchar; debemos oír a Dios que constantemente nos habla e interpela, que sale a nuestro paso y nos da muestras de su amor. Escucharlo en nuestra conciencia, en el hermano que sufre, en los signos de los tiempos y en el grito de tantos hermanos nuestros que reclaman testimonio de quienes decimos creer en Él. Hoy el mundo precisa escuchar a Dios; Él sigue hablando, no cerremos nuestros oídos.
Después de “escuchar” aparece el verbo “hacer”, que implica una acción obediente, dejarse conducir por Quien asume nuestra carne mortal y la sana, es abandonarse totalmente en las manos del Creador y dejar qué Él elabore la pieza que más convenga. “Hacer” es edificar, ser sacrificado y generoso dando todo de sí porque se ama.
En resumen, construir un mundo mejor en este siglo, implica “escuchar” a Dios y cumplir su voluntad, sólo eso asegurará que nuestra “edificación social” tenga una base solida e inamovible. Una sociedad bien construida tiene sus cimientos en Jesús.
Oración
Palabra Eterna del Padre, Tú que te haces hombre para enseñarnos el camino a la felicidad, Ven a nosotros pues sabemos que sólo en Ti podemos edificar y construir una sociedad más honesta, justa y verdadera. Tú eres nuestro refugio y fortaleza, ayudamos a escucharte y cimentar en tu voluntad nuestro ser y quehacer, asegurando así nuestra vida y familia.
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