POR QUÉ TE PONES CENIZA
tomado de: Mercaba.com
Prácticamente se le asocia al polvo, simbolizando a la vez el pecado y la fragilidad humana. En el Antiguo Testamento también prevalece esta idea. El pecador es ceniza (Cfr. Sab 15,10; Ez 28,18) Para simbolizar esto, el pecador se sienta sobre la ceniza (Job 42,6; Jon 3,6; Mt 11,21) y se cubre con ella la cabeza (Jdt 4,11-15; 9,1; Ez 27,30).
También ha sido empleada para significar la tristeza del
hombre abrumado por la desgracia (Cfr. 2Sam 13,19) y, sobre todo, del hombre
que se ve afligido por el luto y expresa así su nada (Cfr. Jer 6,26).
Ya desde el período de la “penitencia pública” y canónica
los penitentes en la Iglesia antigua con frecuencia llevaron, sin duda
voluntariamente, el cilicio y se cubrieron la cabeza con ceniza. Parece ser que
desde los siglos VI-VII se difundió esta práctica al iniciarse la Cuaresma el
miércoles anterior a su primera domínica. Es este día (Miércoles de Ceniza) los
penitentes eran admitidos al “rito de la penitencia”. Tenían que hacer
penitencia durante toda la cuaresma “con cilicio y ceniza”. Se les reconciliaba
sólo hasta las proximidades de la Pascua, por ejemplo en Roma el Jueves Santo
por la mañana.
En los siglos IX y X se da un gran desarrollo litúrgico en
este aspecto. El obispo impone el cilicio y la ceniza a los penitentes y los
despide fuera de la Iglesia. Parece ser que hacia el siglo XI la Iglesia romana
extendió este uso no sólo para los penitentes, sino para la comunidad entera.
• Para algunas la ceniza es cosa de superstición, de suerte.
Si no se la ponen piensan que alguna cosa mala les sucederá.
• Para otros la ceniza no solo sirve para alejar el mal,
sino también para atraer el bien. Es una especie de “amuleto de la buena
suerte”. Por eso insisten en que se les ponga hasta a los niños muy pequeños
(‘ya tiene su patita de conejo, su ojo de venado y su ajo macho, pero por favor
póngale ceniza... para que no se enferme’).
• Así como presumen un vestido o un reloj, quieren presumir
su cruz. Por eso buscan la Iglesia donde se la hagan más bonita.
• Y hay quienes van “por si las moscas”, pues no saben lo
que es y a veces ni tiene fe, pero se la ponen para librarse del mal o para
obtener algún bien (‘yo, por aquello de no te entumas, pues si no me hace bien,
tampoco me hace mal’).
Para evitar que cualquiera de las razones anteriores, te
muevan a ponerte la ceniza sobre tu cabeza, reflexiona lo siguiente:.
• Cada año celebramos la pasión, muerte y resurrección de
nuestro señor Jesucristo.
• Pero no se trata solamente de recordar lo que le sucedió,
sino de vivirlo junto con Él.
• ¿Cómo celebrar que Cristo padece y sufre por nosotros, si
nosotros seguimos viviendo igual?
• ¿Cómo celebrar la resurrección de Cristo y su victoria
sobre la muerte, si nosotros seguimos muertos por el pecado y no queremos nacer
a una Vida Nueva de fe, de amor y de esperanza?
• ¿ Cómo celebrar que su resurrección es el inicio de la familia universal
llamada Iglesia, si nosotros seguimos viviendo en nuestro egoísmo y no nos
unimos en comunidad, en familia, para ayudarnos, para trabajar juntos, para
buscar el bien, par hacer oración... ?
Para celebrar la pasión, muerte y Resurrección de Cristo,
debemos prepararnos. A ese tiempo de preparación la llamamos Cuaresma, porque
son cuarenta días en los que reconocemos, de una manera más profunda, que hemos
fallado al amor de Dios y arrepentidos buscamos la manera de corregirnos. Por
eso la Cuaresma es tiempo de oración, de reflexión, de penitencia, de ayuno y
vigilia.
Lo importante es la disposición del espíritu; por ejemplo, si uno
deja de comer carne, no es para darse un banquete con pescados o mariscos, sino
para privarnos de algo que nos gusta, lo cual no necesariamente es material:
cigarros, alcohol, televisión, pero también privarnos de hablar mal de las
personas, ‘sacrificar’ nuestro tiempo para visitar enfermos, preocuparnos por
el vecino, tener paciencia y amor con los ‘viejitos’ de la casa.
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