EN NUESTRA PEQUEÑEZ SE MUESTRA LA GRANDEZA DE DIOS
II Jueves de Adviento
Is 41, 13-20; Sal 144, 1. 9-13b; Mt 11, 11-15
El hombre descubre su grandeza cuando se pone de rodillas ante su Creador |
Estas expresiones nos comprometen a trabajar en la humildad pues esta virtud nos capacita para conseguir el Reino de Dios. Así lo leemos en el Evangelio con el ejemplo de Juan el Bautista, con su personalidad dio a conocer la misericordia de Dios.
No cabe duda que el Señor nos quiere esforzados sin ser pretensiosos, egoístas y soberbios. Viene a mostrarnos su gracia, en medio de tanto dolor, y nos invita a percibirlo en la sencillez. Al mundo de hoy le hace falta humildad, reconocer que por sus propios méritos no va a conseguir los anhelos más profundos del hombre ya que ninguno alcanza la felicidad verdadera aunque posea todas las riquezas de la tierra.
Si hoy queremos un mundo mejor, es indispensable comprender que en Dios recae nuestro esperanza pues Él siempre se mantiene firme para ayudarnos; solos no podemos, necesitamos que el Creador salga en nuestro auxilio y por eso se asume nuestra humanidad para decirnos que para alcanzar los bienes celestiales, es necesario abajarse reconocer nuestra pequeñez, pues mientras más sencillos la grandeza de Dios es más evidente.
Oración
Oh Jesús tú que vienes a mostrarnos el camino de la felicidad, ayúdanos a no desear grandezas que superen nuestras capacidades sino sencillamente a buscar la santidad que esperas de nosotros. Mira nuestra insignificancia y ven pronto a salvarnos. Somos débiles pero nos ponemos ante tu presencia para recibir de ti la ayuda necesaria para construir tu Reino en medio de los hombres.
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